¿Sueños? No, METAS



Uno de mis mayores “sueños” siempre fue conocer la mítica ciudad de Machu Picchu (el otro es visitar Italia). A partir de mi loca travesía por el sur argentino, sembré en mi cabeza la idea que podía hacer lo que me propusiera. A pesar de los límites temporales, económicos, culturales.

La aventura vivida me lo había demostrado: ¿Cuándo me hubiera imaginado montando una bicicleta durante cinco días por esas hermosas rutas? ¿Dormir en carpa, abrir latas sin abridor, tener miedo de no llegar, de que una herida se infecte? Pero llegamos al punto final con la satisfacción del desafío superado.

Desde entonces, fui alimentando la ilusión lejana de algún día llegar a esa mítica montaña del Cusco. Experiencias de amigos y viajeros (trabajar en un hostel contribuyó bastante) incrementaron las ganas. Y decidí que lo podía hacer. Desde entonces dejó de ser un sueño (como algo lejano) para convertirse en una meta.

Transformar algo en un objetivo implica visibilizarlo como posible, y para que no se disuelva en un mar de ensoñaciones hay que ponerle fecha y condiciones. Hacerlo palpable, planificarlo. No significa que sea a corto plazo, podemos ponerlo en uno, dos, tres años. Pero definirlo, e idear el cómo. El trabajo, el ahorro, buscar los alojamientos, los transportes. ¿En avión, en bus, a dedo?; ¿En carpa, hostel, couchsurfing, hotel, todos?

Hacerlo real

Esto requiere planificar, por más espontáneo que uno sea, hay que definir parámetros. Medir límites temporales, económicos, físicos, etc.

Lo primero es poner fechas: ¿Cuándo partirás? Y ¿De cuántos días dispones?, hay quien puede tomarse vacaciones, otros tendrán libre luego de determinado día pero deberán regresar por algún compromiso o plan, y algunos decidirán no tener fecha de retorno. Lo importante es saber el momento de la salida y de la llegada; o la disponibilidad de tiempo indefinido.

De ello dependerá cómo se armará nuestro viaje, sumado al dinero que dispongamos o no, y las comodidades y preferencias de cada uno. Como planteé anteriormente en “Animarse” hay muchas formas de viajar. No es lo mismo tener poco tiempo y querer recorrer varios destinos, pero no tener suficiente dinero; o no tener límite temporal pero sí económico; y tampoco es lo mismo estar dispuesto a resignar comodidades, tomar riesgos y vivir aventuras; a no hacerlo.

Lo positivo es que cada vez hay más opciones para cada elección. Si tienes tiempo puedes viajar con auto stop (teniendo en cuenta las condiciones para ello en los sitios de destino), y sino elegir opciones de transporte muy baratas (si contamos con poco presupuesto y poco tiempo). También hay quien tiene tiempo pero elige viajar en avión, en fin, cada viaje será un mundo.

Por otro lado, podemos elegir alojarnos en hoteles (disponiendo de presupuesto), o hostels a precios muy bajos y teniendo la posibilidad de conocer a otros viajeros, así como acampar y disfrutar de la naturaleza o alojarse con personas locales compartiendo experiencias sin gastar dinero a través de plataformas web como couchsurfing o valiéndonos de nuestra capacidad de empatizar una vez en el lugar.

Una vez pensado ello, también hay que seleccionar las ciudades que queremos recorrer (teniendo en cuenta todos los factores anteriores). Gracias a la magia de internet podemos buscar los alojamientos y transportes disponibles en cada sitio, precios, distancias, lugares a recorrer y si son pagos o no, rutas recomendadas para realizar auto stop, actividades, etc.



Con ello podremos armar un pequeño presupuesto necesario, ya sea para comida, alojamientos, transporte, emergencias, etc. No es necesario que sea un gran presupuesto, pero ser realistas y saber que no todo será gratis, aunque encontremos voluntariados que nos brinden alojamiento y comida, hagamos auto stop, utilicemos couchsurfing, comamos en mercados, etc. Tal vez un día no encontramos quien nos lleve y tenemos que llegar a una ciudad en poco tiempo, u ocurrió algún problema con el alojamiento, o el mercado está cerrado, etc.

También está la opción de trabajar en las ciudades donde pasemos y cubrir así gastos mínimos. Pero si no tienes mucho tiempo tal vez no será viable. Al igual que los voluntariados en los que generalmente piden un mínimo de estancia que ronda entre una semana y quince días en adelante.

Por supuesto que nada es estático ni rígido, en el camino cambiaremos de ruta más de una vez, encontraremos amigos que nos alojarán o llevarán a otra ciudad, y los planes se modificarán. Pero tener una base nos permite emprender el vuelo y luego, veremos.

En el caso de mi primer viaje, tras averiguar las condiciones en que lo haría y ahorrar un poco de dinero, le puse fecha definitiva: Julio de 2016. Tomé una licencia de trabajo, averigüé los gastos que tendría y trabajé en varios lugares a la vez para juntar más plata, ya que contaba con límite de tiempo (un mes y medio), y quería recorrer varias ciudades; por lo cual decidí viajar en bus (los más baratos) que aunque tomaran muchas horas entre algunas ciudades, me garantizaban un plazo fijo para arribar a destino.

Tampoco podía hacer voluntariados porque no estaría más de cinco días en cada lugar y aún no me animaba del todo al uso de couchsurfing. Pero encontré opciones de hostels muy baratas.

También enfrenté la condición de ir sola, ya que ningún amigo estaba disponible por esas fechas, a pesar del temor de familia y amistades. Ya estaba decidido, y nada iba a impedir lograr mi objetivo. (Por ese azar de la vida, apareció un compañero poco tiempo antes de partir a la aventura).

Finalmente a fines de julio de 2016 me emocioné con el primer cartel que leí entre las montañas de Cusco “Camino a MachuPicchu”. Estaba llegando, ya no era un sueño, yo estaba ahí.


Hazte las ilusiones, píntatelas de colores y tórnalo posible.


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